Hoy hace un mes desde que se decretó el estado de alarma, y seguimos en casa confinados, resulta curioso que sea domingo de resurrección, el triunfo sobre la muerte, pero aquí, seguimos con mas contagios y muertes, aunque, igual no tan acusados como los días anteriores, pero que mas da eso, si detrás de cada muerte había una persona con su historia, con su vida, con el dolor que deja a los familiares y amigos la perdida, no es una simple cifra en una estadística.
Yo por mi parte tuve una buena noche, dormí a pierna suelta y hasta media mañana no desperté, después de desayunar y a la vista de que no iba a llover como decía el tiempo, me dedique a tareas campestres por aquí delante y a jugar con la peluche un poco.
Después un vermut con Miguel, por supuesto, a través de videoconferencia, y en acabando de comer peli dominguera.😊
Hoy no entrenamos ninguno, hacemos un descanso.
A pesar de tener la suerte de poder salir a la calle y estar delante de mi casa, poder comer fuera cuando hace bueno, disfrutar haciendo alguna tarea pendiente al aire libre, estar con la peluche fuera, jugando, o simplemente sentadas la una al lado de la otra, el confinamiento ya empieza a pesar, separarme de Miguel ha sido lo mas difícil, y ademas, hemos roto nuestras rutinas, hemos terminado de golpe con nuestra vida social, con ver a los amigos, tomarnos algo con ellos, ir a cenar por ahí sin necesidad de que hubiese nada que celebrar, pero no me quejo, mi situación es privilegiada no vivo en un piso con lo que eso conlleva, es un encierro mucho mas complicado que el mio, pero para todos empieza a pesar, un mes es mucho tiempo y todavía lo que falta.
Hay una cosa que todavía se mantiene durante este mes y es que mi nevera sigue tan llena como al principio, escuchaba en algún medio de la tele que lo normal seria salir con entre 3 y 5 kilos de mas una vez que termine el confinamiento, de momento, mi bascula marca lo mismo que el primer día, así que de momento sigo ganando la batalla a la comida, si bien, es cierto yo soy una persona que esta acostumbrada a estar todo el día fuera, bien por trabajo o bien por ocio, y no siento ni ansiedad, ni ganas de comer, hay veces incluso que no tengo apetito.
Acabo el domingo de pascua nuevamente con el grupo de meditación y relajación, sabiendo que la persona que esta en el hospital va mejorando poco a poco, aunque nunca se terminan las malas noticias, en estos días son el pan nuestro de cada día.
La fortaleza de una persona no reside en su capacidad de resistencia, si no en la capacidad de no caer en la negatividad y en la maldad durante las experiencias más duras y dolorosas de su vida.
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