Salimos de Lecce sobre las 10 y media de la mañana con una temperatura de 32 grados en dirección a Otranto, como siempre yendo por carretera nacional, en esta zona parece que la conducción ya no es tan bestia, los italianos van con menos prisa.
Llegamos a Otranto y nos encontramos a la entrada de la ciudad con un parking público pero que no es gratis, es la mejor opción ya que las calles son estrechas y suele haber zona azul, una vez que entras en el casco histórico es todo peatonal.
Nos encontramos con la catedral que no es una catedral al uso, es una iglesia que no sabemos porque razón han decidido que sea catedral, puede ser porque en Italia cada pueblo tiene un porreton de iglesias, no pudimos entrar en ella porque nos entretuvimos viendo otras cosas y cuando llegamos ya estaba cerrada.
Empezamos la visita desde la zona de la playa donde estuvimos probando el agua del mar Adriático que estaba totalmente en calma y no estaba fría.
Después seguimos caminando por el paseo marítimo que termina en una plaza con una estatua de héroes y mártires, detrás de la estatua se pueden ver las murallas de la ciudad vieja y acceder a ella.
Te das de frente con pequeñas callejuelas llenas de tiendas que llevan a la torre Matta, la entrada cuesta 3€ pero no merece la pena en absoluto entrar en su interior, visita no recomendable. Esta torre forma parte del castillo Aragonés, que es impresionante por los muros que tiene y lo grande que es.
Desde la torre Matta se llega al castillo pasando por una pasarela que está encima de la torre.
La entrada al castillo cuesta 7€ si además bajas a los subterráneos es 9€.
En el castillo puedes ver salas con diferentes exposiciones, el castillo sufrió diferentes remodelaciones a lo largo de su historia la más importante cuando Fernando I de Aragón llegó al reino de Nápoles, las remodelaciones que sufrió fueron debidas a las distintas invasiones que sufrió, incluso fue usado como refugio durante la 2 guerra mundial.
Por supuesto bajamos a los subterráneos del castillo con casco y todo, esas visita es guiada, la chica que nos acompañó hacia la visita en italiano, pero como estabamos Miguel y yo y otra pareja que hablaba español hablo en italiano y alguna vez en castellano, si no hablas italiano o mejor dicho no lo entiendes lo que te queda es usar una audioguia.
Después de la visita a los subterráneos lo que más nos gustó, nos fuimos a comer al lado del paseo marítimo y de la muralla, la primera vez en nuestra vida que nos comemos un bocata de pulpo que por cierto, estaba muy bueno.
De ahí nos fuimos a santa María de Leuca, es el punto final del tacón de la bota, donde se juntan el mar Adriático con el Mar Jónico, hay una basílica donde no te permiten hacer fotos que en otro tiempo fue santuario, se llama Santa María del fin del mundo.justo delante hay aparcamiento libre pero son como 5 plazas solamente, nosotros tuvimos la suerte de llegar y había dos libres. Por supuesto, y siguiendo la costumbre, pusimos la vela de rigor en la basílica.
Del lado de la basílica hay un faro de 48 metros de altura.
Desde el alto en el que está la basílica y el faro se pueden ver unas vistas increíbles de Leuca que es la población, donde hay casas del siglo XIX algunas muy mal conservadas que fueron usadas para alojar refugiados durante la 2 guerra mundial.
Si hay tiempo y apetece se pueden visitar las grutas que hay por la zona en barco.
Nuestro destino era Pescoluse que forma parte de lo que llaman Las Maldivas de Salento, Salento es como se denomina la zona,
Son playas de arena muy blanca y el agua de un color azul turquesa chulisimo.
Nuestro hotel está como a 100 metros de la playa, tien aparcamiento gratuito y gracias a logitravel salió muy bien de precio.
Lo primero que hicimos nada más llegar a Pescoluse fue dejar maletas poner el bañador y otra vez a probar el agua de la playa, una playa donde no hay olas y el mar está completamente en calma.
A pesar de ser una zona muy turística todavía hay muchos hoteles, restaurantes, pizzerías, etc cerrados y muy pocos turistas, con lo que es una pasada estar en una playa que en temporada es casi imposible encontrar hueco en la arena para tirar la toalla.
Para acabar el día la cena fue en un restaurante plan chill out en la playa, el restaurante La Cozza.
Varios días en la costa de relax y descanso para liberar el estrés que supone conducir por el sur de Italia.hoy acabamos la primera parte del viaje por la Costa adriatica y empieza la segunda parte!!!
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