Hoy a pesar de ser día de relax, decidimos acercarnos a Gallipoli, una ciudad que no parece tener ningún atractivo ya que de lo único que nos suele sonar es de la Segunda Guerra Mundial, pero nos equivocamos primero porque la Gallipoli de la guerra es en Turquía y segundo porque es una ciudad con gran encanto.
La parte antigua está en una isla que se une por un puente a la península, por supuesto esta fortificada y tiene un castillo aragonés y es que cuando los españoles accedieron al reino de Nápoles reformaron todos los castillos existentes desde La costa de Nápoles hasta el Adriático.
El castillo es bastante grande y conserva muchas partes del siglo XV, se encuentra a la izquierda del puente que une la ciudad vieja con la península, donde te puedes encontrar a pescadores arreglando sus redes.
También podemos ver la catedral de Santa ágata que su portada no se asemeja a ninguna que hallamos visto y por dentro está llena de frescos. Se encuentra en la plaza del duomo, si bien es cierto que de plaza no tiene nada.
Es un placer callejear por sus calles, estrechas y viendo los tendales de ropa en medio de la acera,,
Entrar fue muy sencillo aunque salir no tanto, ya que hay veces que el gps te manda ir por algún calellu que parece un laberinto.
La comida fue en una terraza con vistas al puerto deportivo.
Se me olvidaba decir que no se puede aparcar en la ciudad vieja entre junio y septiembre ya que está reservado para residentes, hay un aparcamiento gratuito después de pasar el puente y llegar a la isla pero es muy difícil encontrar hueco allí, si no hay forma nada más salir del puente hay zona azul .
Por la tarde tocó playa y disfrutar de un buen baño. Se empieza a notar que pronto se abre la temporada porque hoy ya había algún que otro garito abierto y los que no, en obras para abrir en breve.
No hay comentarios:
Publicar un comentario