lunes, 23 de marzo de 2020

Dia 12 de aislamiento. Dia 10 de estado de alarma

Lunes 23 de marzo, seguimos igual que el resto de estos días, aunque ayer conseguí dormir mejor y no desperté hasta que Miguel que madrugaba mas que yo me llamo para despertarme, hacia días que no tenia un despertador tan bueno.
Luego la rutina de siempre, asearse, desayunar y ponerme delante del ordenador a trabajar, que comienza siempre con una videoconferencia con mis compañeros para organizar el trabajo y poner puntos en común, hablar un poco de como hemos pasado el fin de semana, y luego cada uno a lo suyo hasta última hora de la mañana en que volvemos de nuevo a hacer videoconferencia para terminar el día de trabajo.
Hoy salí a comprar a la tienda de unos familiares, a los que había llamado a primera hora de la mañana para que me prepararan el pedido y así pasar a recogerlo, pagarlo e irme, como había cosas que mis familiares no venden, fui al alimerka, error, hora punta no se puede ir a la hora de comer, ni a primera hora de la mañana porque hay mas gente que una fiesta de prau. Si es cierto que había gente unos con mascarillas y guantes, otros solo con mascarillas, otros solo con guantes y otros sin nada, eso si, no todo el mundo guardaba la distancia de seguridad. Así que he decidido que no volveré antes de comer, aunque ya falten existencias de algunos productos ya a la hora de comer.
Llegue a casa tire los guantes, la mascarilla, limpie las suelas de mis zapatos, y pase un paño con agua y lejía a todo aquello que compre que fuera susceptible, seré una exagerada, pero no esta de más hacer todo lo posible por intentar no contagiarse.
Por la tarde, llamadas de la familia, algunas que hace tiempo que no hablas con ellos pero solo por simple dejadez, videoconferencia con Miguel, y limpieza del recinto de la peluche aprovechando que el día no daba agua.
Después tres cuartos de hora en el sofá tirada sin ganas todavía de ponerme a pintar e ir quitando ya tareas pero pienso que todavía nos quedan días de confinamiento y me da mucha pereza, después de ese descanso, ponerse en modo ON deporte, meterse un poco de caña que viene bien para el cuerpo y el alma.
El día termina de nuevo como ayer con un tiempo de meditación y relajación en grupo mandando energía a una persona que en estos momentos la necesita para salir de la enfermedad y yo totalmente desconectada de las noticias.

A menudo en los más oscuros cielos es donde vemos las estrellas más brillantes. Richard Evans

No hay comentarios:

Publicar un comentario